martes, 19 de enero de 2010

La cajita mágica (cofre de malaquita)

Era sábado 16 de enero de 2010, lo miré fijo a los ojos y le dije: – yo tengo que ir – No me respondió con ninguna palabra, pero se quedó sentado un par de horas en el ordenador leyendo y estudiando “El enigma” para llegar a la espada. Me di cuenta que le pasó lo mismo que a mí, una fuerza lo mantuvo conectado al llamado sin poder evitarlo. Sean cuales fueren las razones, él también se encontró misteriosamente atrapado. Es curioso y a la vez estremecedoramente emocionante, observarlo apasionado en algo a lo que creí, haría caso omiso. El domingo llegó el momento de conversaciones, pues hasta ahí solo eran búsquedas y armar un rompecabezas con el material que tenemos en casa (entre ellos los libros). Le conté entonces lo del marcador, el cual descansa en una cajita de la India (regalo que adquirió en Bombay otra de mis grandes amigas) de la cual él mismo fue testigo, cuando retornó a mis manos en Buenos Aires en marzo último, que fuimos a celebrar allí, junto a mis seres queridos nuestra boda. Dicha cajita guarda (además del marcador) unas hojitas de un pequeño gajo que corté en el Monte de los Olivos, un poquito de arena que recogí delante de la mágica pirámide Keops en Gizeh-Egipto, un prendedor de un elefante y su cría que perteneció a mi abuela fallecida (hoy uno de mis ángeles guía) una piedrita de cuarzo que me regaló otra amiga para que me acompañase cuando inicié mi aventura hacia España, una medalla con mi nombre grabado que usaba cuando era muy pequeña y un pendiente que dejó la persona a quien se la dejé en custodia.

ES UNA CAJITA MÁGICA, sí, aunque para muchos sea un cuento chino, es absolutamente real todo lo que estoy contando y muchas personas pueden dar fe de ello. Cierto día de diciembre yo me encontraba muy triste y casi desesperanzada en la espera de mi alma gemela (en mi interior sabía que estaba en algún sitio) y con ese dolor, “hablé” con mi abuela: “Abuela de mi corazón, voy a dejar dentro de este cofre la medalla de cuando era pequeña, tu prendedor y otras pequeñeces que tengo de lugares sagrados, voy a dejarla abierta y la cerraré solo cuando logres que pueda encontrar a mi amado, sea.”
Dos meses después yo emprendí mi viaje a España sin saber por cuanto tiempo, fui en búsqueda de algunas señales que no me podían dejar indiferente. Dejé todo, mi trabajo, mi casa, mis hijos (mayores) y me lancé. Apenas llegué a Madrid, en la misma casa donde me hospedaría, conocí al que hoy es mi esposo, aunque fue todo un año de “pruebas” hasta que empezamos una vida en común.

Continuará

Así empezó la aventura:
1º El marcador quebrado (la primera señal)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mi querida Claudia...Como olvidar la CAJITA MAGICA!!!!...ahi estaba mi deseo de encontrar a la persona que era para mi, a mi amor.....y LLEGO!!!!!que emocion leer todo nuevamente!!!!aprendi a tu lado que cuando las cosas tienen que ser son y no hay vuelta atras, que cuando las cosas son todo el universo conspira para que asi sea...tambien a mis manos llego El Alquimista hace tiempo...Les mando un beso enorme a los dos...los quiero y ya algun dia seguramente volveremos a vernos aca o alla!!!!!
Vale

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